“El club de la pelea I”, Airbag

La inquietud es entender para qué seguir haciendo música si todo ya está escrito, si todo ya fue hecho. Si vale o no la pena retomar. La respuesta es que Airbag al menos lo persigue intentándolo.

Podría considerarse que los hermanos Sardelli son de lo que se conoce como “la vieja escuela del rock”. Y es que arrancaron de muy chicos y en la actualidad son una de las mejores y más convocantes bandas de Argentina. Aun así pareciera que para ellos no está todo dicho, no está todo escrito y siguen proyectando sus señales al menos en sus últimos dos discos de estudio. 


Dejando de lado listones este “El club de la pelea I” tiene el nombre de la película de David Fincher, inspirada en un libro. La portada es algo tarantinesca, algo que puede distinguirse en el videoclip de “Verte de cerca” con referencias a las películas Pulp Fiction y Perros de la Calle. Por otra parte también sobrevuela un atractivo místico que sorprende y la vez suelta un mensaje.


Por ejemplo cuando en “No confíes en tu suerte” se mezcla en un riff “Lo frágil de la locura” de La Renga aunque la letra se compromete de lleno con lo espiritual o lo místico. “Hay un ángel para mí que me espera en el final. Como una alucinación, te acompaña donde vas” o luego con la estrofa “El diablo intentó devorar mi corazón, y entre cantos respondí que siempre será de Dios”. Esto en un novedoso territorio de letras.


Sin embargo a esta altura pensar que el rock es satánico parece sonso. Si bien hay una industria hay momentos en que los artistas hablan o están más proclives a hablar. Airbag lo hizo con herramientas simples. Su condimento de romance y desamor o picanteando un poco la escena. No obstante este disco promueve bastante a que los dedos índice y meñique se eleven al mismo tiempo para la típica seña de los cuernitos cuando esa guitarra a lo “De música ligera” azota en “Por eso nadie recordará tu nombre”.


Ese rock de tradición imprime la marca de Airbag desde el momento en que Pato Sardelli marca tres en el arranque para un tema que no se concibe de otra manera más que escuchándose bien al palo en los parlantes desde que comienza a sonar. Marcadamente al estilo Airbag “Extrañas intenciones” revive la naturaleza de aquellas primeras canciones del grupo y además incorporan por primera vez el sonido de una melódica como instrumento musical en una canción.


Esa vibra gunner que los define y a la vez los diferencia se percibe tanto en “Corazón lunático”, que tiene un comienzo similar en su prosa (y en su musicalidad) a “Somos los mismos de siempre” también de La Renga, otro estrechamiento de manos para el público rockero argento, como en la balada épica “Nunca lo olvides” (quizás una de las mejores canciones no solo del disco sino del grupo) que será titular indiscutible en todas las listas de conciertos.


Suenan premonitorios los versos de “Anarquía en Buenos Aires” en la voz de Guido Sardelli, incluso en esa línea de sonido GNR (fueron teloneros de la banda) angelino como hasta excitándose irónicamente con el caos descripto y con la melodía de Misión Imposible entre sus notas, compuesta por el argentino Lalo Schifrin, en otra referencia cinematográfica con sello local en su creación.


Otro corte muy a lo Airbag es “Especial 56”, que arranca con un cencerro y tiene un estribillo que nuevamente insiste en evocar figuras de cierto magnetismo espiritual: “Es algo que calma mi dolor. El ángel de mi satisfacción. En la eternidad nos esperarán. Y la gloria llegará” canta Pato en este glam rock devoto.


Y es en estos momentos donde el terreno imaginario de las canciones se entremezcla con la realidad, porque cuando salió este disco todavía no habían metido 150 mil personas en River, aún no se habían publicado las últimas tres canciones que completaron la lista de “El club de la pelea I” inspirado en la película que está a la vez influida por un libro de Chuck Palahniuk.


El nombre del disco se funde en esa decoración cinematográfica incluso mostrándose como la parte uno. Antes de los dos shows en Nuñez salió “El hombre puerco” que dice que “entrega Jesús a los romanos” o que “será un gran gran presidente” pero ¿estarán hablando Lucifer? Mmmm.


Fe, creencias, esperanza, reflexión, sanación, malestar, incomodidad o fidelidad a la construcción de un ser son algunos de los sinónimos que pueden desprenderse de esta obra comprometida. En “Irme lejos” se lee “Mi virgen querida de mí nunca te escondes. Guiame que esta noche mis enemigos comen”. En todo sentido hay un mensaje, o varios, aunque probablemente lo que no estén mostrando es que cada uno interpreta o hace suya las canciones pero de algo no se puede escapar y es de la realidad real.


Hay algo que le agrega cierto misterio a este misticismo. Y es que primero fueron siete canciones las que se publicaron en lo que fue una primera parte del álbum. Luego salieron esos tres cortes por separado que lo completaron. Cada una de las canciones siguen reivindicando esa identidad de Airbag y entonces ¿habrá un "El Club de la pelea" segunda parte? Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas pero en este caso sería una buena excusa para seguir construyendo esta narrativa.


A continuación, "El club de la pelea I" de Airbag: